Entre las páginas de un libro
En los niños, como en todo ser humano, el lenguaje es parte
de su constitución y, en consecuencia, entre las experiencias o en compañía de
un adulto ocupan un lugar destacado.
Cuando descubren entre las páginas de un libro historias y
personajes potentes, que interpelan su sensibilidad y amplían su horizonte
cognitivo, suelen atesorarlos en su memoria afectiva para toda la vida.
Sin embargo, para que este “enamoramiento” se produzca, por
lo general hace falta un artífice o mediador. Un adulto experto que ponga al
alcance de este lector quizás ávido pero también incipiente, una historia. En
la que una trama sólida y el trabajo con el lenguaje desplieguen el potencial
de la literatura, es decir, un libro que abra interrogantes, incite a la duda,
promueva reflexión sobre la propia identidad y también sobre la diversidad
humana.
Para colaborar con esta compleja y basta tarea, te sugiero
“Bibiana y su mundo” de José Luis Olaizola.
El carácter alegre y abierto de la niña pone en el relato un
fondo amable a un problema social duro, al que el autor ha sabido buscar
solución sin provocar desgarros ni amarguras.
En una niña huérfana de madre y porque su padre, además de
no trabajar, se pasaba gran parte del día borracho.
Pero, además, porque es precisamente en el lenguaje
poético donde la metáfora se hace plena. Y habilita en el niño la sospecha de
que el sentido no es algo dado ni anida en la superficie sino que se impone
como un desafío al lector para que lo reconstruya.
Lizzie Williams Oxandabarat
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