Sean los orientales tan
acicalados como valientes
El cuidado del medio y los
recursos naturales, el boom del reciclaje y el calentamiento global son temas
que por propia voluntad y no por falta de difusión se ignoran en este Uruguay
que cada vez tiene menos de natural.
Montevideo
es la capital de nuestro país, es la ciudad más grande, la más poblada y por lo
tanto la más importante. Recibe numerosos turistas en cualquier momento del año
y suele ser el centro de reuniones de autoridades internacionales y gobernantes
de otros países, eso obliga a que se deba tener especial cuidado en su aspecto
pues la imagen de nuestro paisito se debe en parte a lo que ella refleja.
Caminando
por la calle, en un ómnibus, en la rambla, en cualquier parque, en todos lados
se percibe la falta de interés de la mayoría de la gente por una situación
real, que con el tiempo ha aumentado su magnitud en perjuicio de una población
egoísta, materialista, inconsciente y que cada vez se olvida más de sus
orígenes y se aferra a ideales efímeros e insustanciales.
La
basura ya forma parte del paisaje, bolsas, botellas, papeles y envoltorios adornan
plazas, avenidas, veredas, la playa e incluso el aire, pero la sociedad no está
obligada a convivir con ello, para cambiarlo basta proponerse realizar día a
día pequeñas acciones, que no solo generarán beneficios individuales sino que harán
posible que se pueda disfrutar de una ciudad más limpia y una mejor calidad de
vida, al tiempo que se dará una mejor imagen a los visitantes y a las
generaciones venideras.
Con
una importante concientización y llevando a la práctica medidas que promuevan
el cuidado del medio ambiente, el buen aprovechamiento de los recursos y el
interés por el estado de los espacios públicos sería posible tener resultados
muy positivos, y esos resultados además de requerir un esfuerzo mínimo beneficiarían
a mucha gente.
Un
alcalde español dijo que la ciudad más linda no es la que más se limpia sino la
que menos se ensucia, y los responsables de esto son sus ciudadanos; en el
momento en que cualquier montevideano considere cada espacio público como una responsabilidad
propia y razone que el esfuerzo para su mejoramiento deriva de los impuestos
sustraídos de su bolsillo se esmerará por conservarla de la mejor manera.
Para
todo lo anterior resulta fundamental el apoyo del estado y las organizaciones más
influentes además del compromiso particular de cada ciudadano por formar parte
del cambio y tener una ciudad de la cual sentirse orgulloso.
Nataly Medina.
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