martes, 30 de octubre de 2012


Sean los orientales tan acicalados como valientes
El cuidado del medio y los recursos naturales, el boom del reciclaje y el calentamiento global son temas que por propia voluntad y no por falta de difusión se ignoran en este Uruguay que cada vez tiene menos de natural.
Montevideo es la capital de nuestro país, es la ciudad más grande, la más poblada y por lo tanto la más importante. Recibe numerosos turistas en cualquier momento del año y suele ser el centro de reuniones de autoridades internacionales y gobernantes de otros países, eso obliga a que se deba tener especial cuidado en su aspecto pues la imagen de nuestro paisito se debe en parte a lo que ella refleja.
Caminando por la calle, en un ómnibus, en la rambla, en cualquier parque, en todos lados se percibe la falta de interés de la mayoría de la gente por una situación real, que con el tiempo ha aumentado su magnitud en perjuicio de una población egoísta, materialista, inconsciente y que cada vez se olvida más de sus orígenes y se aferra a ideales efímeros e insustanciales.
La basura ya forma parte del paisaje, bolsas, botellas, papeles y envoltorios adornan plazas, avenidas, veredas, la playa e incluso el aire, pero la sociedad no está obligada a convivir con ello, para cambiarlo basta proponerse realizar día a día pequeñas acciones, que no solo generarán beneficios individuales sino que harán posible que se pueda disfrutar de una ciudad más limpia y una mejor calidad de vida, al tiempo que se dará una mejor imagen a los visitantes y a las generaciones venideras.
Con una importante concientización y llevando a la práctica medidas que promuevan el cuidado del medio ambiente, el buen aprovechamiento de los recursos y el interés por el estado de los espacios públicos sería posible tener resultados muy positivos, y esos resultados además de requerir un esfuerzo mínimo beneficiarían a mucha gente.
Un alcalde español dijo que la ciudad más linda no es la que más se limpia sino la que menos se ensucia, y los responsables de esto son sus ciudadanos; en el momento en que cualquier montevideano considere cada espacio público como una responsabilidad propia y razone que el esfuerzo para su mejoramiento deriva de los impuestos sustraídos de su bolsillo se esmerará por conservarla de la mejor manera.
Para todo lo anterior resulta fundamental el apoyo del estado y las organizaciones más influentes además del compromiso particular de cada ciudadano por formar parte del cambio y tener una ciudad de la cual sentirse orgulloso.
Nataly Medina.

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