HISTORIA DEL CARNAVAL URUGUYO
Es la fiesta popular por excelencia,
considerándose además el más largo del mundo, con cuarenta días de duración.
Se estima
que el carnaval, en tan solo seis semanas, vende más entradas que todos los
demás espectáculos tanto deportivos como culturales juntos, incluyendo el fútbol, el deporte nacional y el más popular del país.
Los
antecedentes del Carnaval uruguayo hay que buscarlos en Europa, donde en diferentes
contextos, la celebración de las cosechas o de una festividad religiosa, servía
como espacio para la reunión de los pueblos, creando un espacio de libertad
individual y colectiva.
Ya en
tierras uruguayas, en tiempos de la
Colonia , los días de Carnaval y también en Navidad y Año
Nuevo, los negros esclavos montevideanos se cubrían con túnicas de vivos y
chillones colores y salían a la calle para ir hasta las murallas, donde se les
permitía entonar sus cánticos y realizar sus bailes.
Algunas
prácticas carnavalescas comunes en Europa, como arrojar salvado y harina,
arrojar agua con jeringas, apedrearse con huevos, naranjas, u otros objetos
fueron importadas en Uruguay.
La
importancia de algunas de estas prácticas por parte de los primeros pobladores
de la ciudad de Montevideo dio origen a los festejos de carnaval.
En
buena parte del siglo XIX en los tres
días de carnaval Montevideo se convertía en campo de feroces guerrillas, con el
agua cayendo a torrentes desde balcones y azoteas y por el aire, piedras,
frutas, verduras, harina, cáscaras de huevos rellenas de agua de olor o huevos
de gallina.
Prácticamente
toda la población participaba de los festejos.
El
Carnaval de Montevideo fue adquiriendo, tres formas de festejo: las
representaciones teatrales-musicales, los cortejos (corsos, desfiles) y los
bailes.
Algunos
datos prueban la existencia de comparsas de negros hacia 1832.
El
diario "La Matraca "
del 13 de marzo de ese año contiene algunas referencias a "los negros con
el tango". Pero las comparsas adquirieron importancia como elemento
central de las representaciones del carnaval montevideano recién a partir de
1860.
La
prensa de la época destacaba a las comparsas de negros "La Raza Africana ",
"Pobres Negros Orientales" y "Los Negros", junto a otras
doce comparsas de blancos.
En 1872
se organizó una actuación de comparsas en el teatro Solís.
Las autoridades fueron tomando a su cargo la
responsabilidad de organizar los festejos.
En 1874
se organizó el primer concurso oficial de comparsas realizado el 16 de febrero
en un gran escenario levantado en la plaza Matriz.
Participaron 35 comparsas, de las cuales once eran de
negros.
La
concurrencia fue muy numerosa, por la novedad del espectáculo. Al mediodía ya
no había sitio donde ubicar más espectadores.
A
principios del siglo XX surgió la murga. En ese entonces era muy popular la zarzuela. Varias compañías españolas viajaban a Uruguay.
En 1909 una modesta compañía de zarzuela
procedente de Cádiz llegó a Montevideo para presentarse en el teatro
"Casino". Con esta compañía había viajado el actor Diego Muñoz, quien
dirigía un conjunto llamado "Murga La Gaditana ". Tenía cinco instrumentos:
saxofón, flauta, pistón, bombo y platillos.
Un
grupo de amigos que fue a ver el espectáculo decidió sacar una murga que
llamaron "La Gaditana
que se va". Esta fue la primera murga uruguaya que actuó en el Carnaval. Estaba
compuesta por seis jóvenes humoristas y ejecutaba trozos de la murga original.
Salía de la calle Ejido y cantaba versos referidos acontecimientos nacionales,
extranjeros, políticos y de interés público.
"La Gaditana que se va",
al igual que las murgas que surgieron inmediatamente después, tenían sólo seis
integrantes, además de su director. Cada uno de ellos ejecutaba un instrumento
distinto: flauta, pistón, saxofón, bombo y platillos, a los cuales se les
agregaron otros instrumentos caseros, como uno hecho de caños o tubos con una
hojilla de fumar en un extremo que el murguista hacía vibrar con su propia voz.
Existen
algunas referencias a otras murgas como la "Excéntrico Musical", que
usaba una batería de cocina a modo de instrumentos de percusión, o "Los
Pichones de este año", con candelabros que hacían sonar con el recurso de
la hojilla de fumar.
Hasta 1915, cuando una murga llamada "Los
Profesores Diplomados" introdujo el redoblante, las murgas utilizaban
instrumentos musicales de todo tipo. Las canciones tenían la música de las
zarzuelas más populares de la época, iniciando así la tradición murguera de
usar melodías no originales.
"Los
Profesores Diplomados" incorporó al conjunto a un negro, que era soldado y
tambor de la Escuela
Militar , para que tocara el redoblante. Esta idea, fue tomada
y perfeccionada por el director José Ministeri, quien creo en 1918 con sus
"Patos Cabreros", la batería de murga tal como se conoce actualmente.
La
melodía fue variando. En un primer momento, las murgas cantaban sus melodías
con un ritmo adecuado para el desfile. Luego, fueron haciendo variar este ritmo
hasta la marcha camión.
En el momento en que surgieron las murgas, las
comparsas eran los conjuntos de la atención del público.
Existían premios al conjunto, la letra, el canto, la
música y los trajes, sin distinciones precisas entre los distintos tipos de
agrupaciones que se presentaban en el Carnaval.
Las comparsas eran grandes conjuntos que llegaban a
tener hasta 250 integrantes y con instrumentos de banda tradicional.
En la
segunda mitad del siglo XIX los festejos
de Carnaval duraban tres noches y se concentraban en el centro de Montevideo.
Allí las diversas comparsas desfilaban a lo largo de la avenida 18 de julio, decorada e iluminada especialmente para la ocasión.
El desfile contaba con carros alegóricos, que inicialmente
era a tracción a sangre, y luego mecanizados.
En 1873
un edicto policial determinó el horario y el orden en que se realizaría el
corso en los tres días de carnaval.
Desde
1943 comenzaron a elegirse por concurso oficial la Reina y las vice-Reinas de
Verano y Carnaval. Bajo el destello de cientos de luces, desfilaban las
comparsas de negros con sus tamboriles, sus danzas, sus estandartes y símbolos.
En 1956
fue creado el Desfile de Llamadas, desde entonces, una de las celebraciones más
típicas de Uruguay.
Los
bailes de carnaval eran una costumbre de los uruguayos en las primeras décadas
del siglo XX. Las más famosas eran fiestas lujosas, celebradas en clubes,
hoteles y teatros.
Entre
tantos, el más aguardado era el baile del Solís, que se realizaba luego de
retirar las butacas.
Pero también había veladas en casas de familia
y en la propia calle. Todos tenían algo en común: había que ir disfrazado, para
conservar el anonimato detrás de máscaras y antifaces.
Patricia
Mena.
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