miércoles, 17 de octubre de 2012

Entrevista a Mario Aguerre Ferrer



“Pueden haber todas las facetas que vos quieras de la vida porque el teatro es el reflejo de eso, es el reflejo de la vida, pero en otra dimensión.”

Músico, Actor, Director, Docente teatral en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático y también de la que fuera la Escuela de Acción Teatral Alambique, escuela que este artista fundó, dirigió y de la que fue docente de arte escénico.



-         Mario, el arte estuvo desde muy temprano en tu vida, pero en los inicios no solamente desde lo teatral, sino también desde la música. Bajista y vocalista de “Los Delfines”, considerada como una de las bandas antecesoras del surgimiento del rock en Uruguay.
¿Qué significó ser parte de esa banda?
-      -   Este año se cumplen cuarenta años desde que dejamos de tocar. Se dice que empezamos en el 62 pero a mí lo que me marcó realmente, lo más simbólico en el sentido de la banda y de cómo creció, fue la fiesta final del liceo Suárez. Yo empecé a cantar, Coyo tocaba una guitarra acústica, y Chocho usó de platillo una pantalla de metal, de las que se usan para la luz. En esa época me marcó no sólo como individuo sino el sentido de grupo que supimos apreciar. En esa época no éramos músicos afamados, nadie había estudiado música. Empezamos a ensayar en grupo y sí, posteriormente uno se preocupó y empezó a estudiar.
-     - Sin embargo la banda ha sido considerada como una de las que alcanzó el nivel de profesionalismo más alto de esa época.
-     - Si, ensayábamos incansablemente, éramos muy minuciosos y respetuosos de los temas que queríamos hacer. No nos dábamos pausa.  Ensayábamos con alegría, no es que fuera todo rigor in extremus, también nos tomábamos nuestras grapitas, era una cosa fenomenal. En los momentos creativos estábamos solos, después sí venía gente amiga. Teníamos un lugar dónde ensayar; nos parecía gran cosa tener un espacio, aunque en su momento deambulábamos en las casas de uno y otro.
-     -   En el 72 la banda ya no sigue. Empieza la carrera teatral, te  gradúas en la Escuela del Teatro El galpón, y posteriormente te vas a vivir a Europa. ¿Cómo fue ese vuelco del teatro en tu vida y en el exterior?
-   - La historia fue que yo empecé a estudiar en El Galpón, y esa escuela siempre tuvo una línea stalinslavskiana. Después fui invitado por Joselo Novoa el hijo de Chela Meneses (Integrante del Galpón) para ir a Europa. Tenían un grupo que se llamaba “Teci”(teatro-circo), en París, un grupo que se había formado por 5 personas, todos egresados de Lecoq, empezaron a trabajar sobre la vida de Van Gogh, y luego presentan el espectáculo que se llamó “L'exile du soleil” (el exilio del sol”).
-    -Para quienes no conocen a Jacques Lecoq, fue un maestro de teatro, que fundó una reconocidísima Escuela de Mimo en París.
-         Sí, yo iba con el objetivo de hacer Lecoq  ,pero el primer año en París me dediqué con este grupo a trabajar y no necesariamente era Lecoquiano lo que hacíamos, sino que tenía una descendencia de Eugenio Barba, osea, un espíritu mucho más Grotowskiano, con una concepción del teatro mucho más físico, y quizá un poco implacable, un teatro donde siempre se dijo que la creatividad aparece después del cansancio. Hacíamos ensayos realmente muy intensos, muy cansadores, pero en ese momento ahí era que había que apretar el acelerador para ver qué se encontraba en ese estado de derretimiento físico o de acalambramiento total.
-O sea que has pasado por un montón de tamices; stanislavskianos,  grotowskianos, Barba, Lecoq…
-     Sí, ahí descubrí a Lecoq. Para mí, mi época Grotovskiana, del estilo Barba ( que inclusive estuvimos 15 días en Dinamarca fuimos al Odín, a hacer la investigación sobre la obra )tuvo un vuelco cuando realmente llegué a Lecoq. Me di cuenta de que Grotowsky era la noche; y Lecoq era el día. En cuanto a la visión de las cosas, la claridad y dirección que tenía esta forma de teatro físico.
-   La noche y el día se complementan, ¿no?
-         Si, se complementan, cómo no, pero prefiero quedarme con el día, por la luz que aportaba este teatro y que sigue aportando. Considero que después de tanto tiempo, 25 años que ya me volví de Europa, me doy cuenta de que fui uno de los promotores de una cantidad de estilos teatrales que hoy día se mueven en el ambiente teatral.
-         ¿Qué es lo más importante en un actor?
-         Lo más importante, yo creo, es asumir con mucha tenacidad el oficio, lo que eligió hacer. Con mucho amor, pero mucho rigor. No el facilismo. Y eso no quiere decir que el teatro tenga que ser trascendente, también puede haber humor. Pueden haber todas las facetas que vos quieras de la vida porque el teatro es el reflejo de eso, es el reflejo de la vida pero en otra dimensión.
-         Además de ser un valorado actor y director por tus alumnos, colegas, y el público en general; Has hecho historia en el Teatro Independiente Uruguayo fundando “Alambique “, una escuela que preparaba mucho desde lo corporal al actor. ¿Qué proponía Alambique que fuera distinto a otras escuelas?
-         Para mí, después de haber estudiado lo que había estudiado, de toda esa acumulación de conocimientos todos, incluyendo al Galpón por supuesto, pero después de 11 años de estar en Europa me parecía que acá no habían cambiado mucho las formas. Antes de volverme, en el 86´ tuve una invitación de Héctor Guido, actual Director de Cultura, y gran compinche mío ya que hicimos la escuela juntos. Él me había organizado unos cursos acá, que fueron dados para la Comedia Nacional, para la Escuela Municipal y para dos grupos que organizó SUA, la Sociedad Uruguaya de Actores. Ahí empecé a dar esos conocimientos y me di cuenta de que había mucha sed de técnicas nuevas, ahí  fue que asumí y al año siguiente me vine para el Uruguay a dar el concurso en la EMAD, que previamente yo había solicitado diciendo que sería bueno que hubiera materias como las que yo trabajaba en la escuela. Se hizo el concurso, lo salvé y fue lo que causó que me viniera a vivir de nuevo para acá.
Para mí lo que estoy enseñando yo, esencialmente  es teatro físico, teatro de juego. El juego en todas sus formas diversas, como el clown, que es una dimensión muy humana; el bufón, con un humor mucho más ácido, más irónico, es una dimensión un poco más trágica, la comedia del arte que también es la comedia humana, la comedia de la vida; los cuenta-historias; es decir son todos estilos que se pueden hacer aquí, en Rusia, en África Central, y lo van a entender porque es un lenguaje corporal y universal. Al igual que la música.
-   Desde 1987 junto al equipo docente, formas a los actores de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu (EMAD), ¿Cómo ha sido para ti el transcurso de estos 25 años de docencia en la escuela?
-Están siendo, porque todavía estoy viviéndolo. Haciendo una mirada retrospectiva creo que poco a poco me fui ganando un lugar en este Instituto de Enseñanza. Nunca tuve grandes ambiciones de querer ser mucho. En la primera etapa tenía mucho mis energías en Alambique, y en la EMAD tenía pocas horas de trabajo. Hasta que llegó un día en que el Director de ese momento de la EMAD, me dijo: “lo que estás ensañando vos está en el área de lo corporal, pero vos sos un docente de arte dramático, porque vos estás enseñando estilos, no es que estás trabajando el cuerpo simplemente por el cuerpo en si mismo, sino que hay dramaturgia, hay intencionalidad, situaciones”. A partir de eso me cambió el título, pero las horas eran las mismas. Hasta que llegado el período anterior de la actual directora de la escuela, Mariana Percovich, se dio cuenta de que lo mío podía crecer un poco más. Y como ella tiene una cabeza bastante innovadora, pensó que le hacía mucha falta un “refresh” a la escuela, que no fuera tan stanislavskiana como estaba siendo, sino darle una alternativa hacia el teatro físico y que aquél estudiante que viniera a esta escuela pudiera tener ese complemento. Nunca se presentó como competitividad, ninguna materia choca con otra.
- Mario, has participado en más de 30 obras teatrales, tanto en el país como en el exterior. En el año 1998 AGADU te otorgó el premio “Musa 98” por la coreografía y dirección teatral de la “Filarmónica Cartoon”. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con la filarmónica?
- Fue maravillosa. Cuando me invitaron me pareció maravilloso. Fue un desafío hacer un trabajo en conjunto con el director de orquesta. En cierta forma él eligió las músicas y yo lo que tenía que hacer era visualizarlas, meterle imagen, meterle una intencionalidad, una situación, o una historia. Como pasó con Chaplin y el pibe; nos tomamos de cosas bastante clásicas. Era dirigido para niños, primera premisa. Por lo tanto tratamos de usar todos los superhéroes posibles y los antihéroes, como lo era Chaplin. A mí lo que me maravilló fue la posibilidad de darle trabajo a tantos actores; gran parte de ellos eran de Alambique. Apliqué en ese trabajo mi método de trabajo en la Escuela. Que creo que fue una de las cosas que yo impuse o importé al Uruguay, que son los “auto-cursos”.
Los “auto-cursos” empezaron a florecer en muchas escuelas. Son la autogestión de un tema dado, y que los alumnos lo resuelvan de alguna manera para después mostrarlo. Así fuimos resolviendo y elaborando todo un plan de trabajo. Hasta hoy día sigo trabajando en pequeñas o más grandes intervenciones; el año pasado fue con la OSODRE, el director fue el mismo, Federico García Vigil.
Fue maravilloso sentir la inmensidad de aquel Teatro de Verano colmado de gente, fueron cinco días a lleno, nos vieron veinticinco mil personas más cinco mil que  la vieron en cinco días  en el Solís. Fue impresionante. Y cada función con sus pequeños accidentes, porque es teatro físico. Bueno, Superman se tiraba desde arriba de las canteras hasta el escenario que eran 70 metros pasando por encima de los niños. Batman se tiraba de otro punto, a cuarenta metros. Muy arriesgado, pero con mucha magia el espectáculo, Los compró a los niños; y fue maravilloso haber tenido esa experiencia, acercarse a los niños y acercarle a ellos la música clásica para que no sea un tabú, sino como con músicas clásicas uno podía construir una historia con superhéroes modernos.
-¿Qué tenés pendiente, tenés algún proyecto teatral a futuro?
-Oh Dios, el “a venir” lo tengo muy incierto. Prácticamente estoy a full en la Escuela, porque me encanta lo que estoy haciendo; además estoy haciendo un curso de capacitación para docentes de mi materia, y enseño en escuelas privadas a modo de módulo.
-¿Volverías a actuar alguna obra que ya hayas hecho?
-Creo que no, el desafío es no pisar el pasado lo que ya está hecho. Ahora hay mucho “revival”, reponiendo temas, me parece muy bien porque son generaciones que no lo han visto; pero como desafío para un actor me parece que siempre tiene que plantearse objetivos nuevos y ver cómo se resuelven.
-¿Qué le dirías a los actores uruguayos que hoy están en los inicios de su carrera?
-Creo que casi lo mismo que dije al inicio. Que no es ninguna magia, la magia aparece por consecuencia. La magia del talento no aparece así nomás. Una persona puede ser más sensible que otra, pero creo que hay que trabajar con alegría y con rigor; pero trabajar mucho. En el trabajo se define la gente, en las acciones, no en el “quisiera hacer esto(…)”,o  “mañana voy a(…)”. No: -Hoy voy a hacer esto, y mañana voy a ver qué sale a partir de lo que hice hoy. Haré lo mismo, lo modificaré, lo transformaré, qué se yo; y ahí es donde va creciendo la verdadera forma teatral. La creatividad no es estática, no es fijable, hay que darse un espacio para la improvisación y no sentirse tan seguro en el escenario. Sentir ese riesgo de que uno puede caer al abismo; y en esa cuerda es  donde uno tendría que saber bailar.
Ximena Granero Comunale



2 comentarios:

  1. Mario fue mi profesor de mímica en la Escuela de teatro independiente que funcionaba en la ACJ en 1988. Allí tuve profesores como Juan José Brenta, Juan González Urtiaga, Pedro Corradi, Roberto Fontana, (en foniatría) e Iris Mouret en danza. Fue una época increíble, de mucho aprendizaje de gente que sabía muchísimo de teatro. Lo recuerdo con cariño, vaya a saber si me recuerda... hemos pasado tantas personas por sus clases...

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  2. Con Mario compartimos rock en 1961 con bajo de cajon y el cantaba king creole . un abrazo en el tiempo.

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